Con
una camisa colorida, infaltables tacos y pantalón de vestir,
Mariana no puede disimular los nervios ante el cambio de vida
y camina de un lado al otro, haciendo fuerza con los pies. El
tajo que tiene en el rostro, recuerdo de un pasado menos feliz
que este presente, hoy casi no se nota y en su lugar, hay una
sonrisa de triunfo. Una de sus amigas, que la acompaña
a la nota con Noticias Urbanas, dice que siempre le tuvo fe. “Empezó
trabajando en la bacha, lavando todo lo que quedaba sucio, pero
jamás se rindió, siempre honesta y con ganas”,
la describe. Las dos se asombran cuando suena el celular y se
presentan, al otro lado de la línea, desde la BBC o de
Radio Caracol, para hacerle reportajes. “Sos famosa en todos
lados”, le dicen sus ex compañeros de trabajo.
-¿Cómo
te sentís con tu nuevo trabajo?
-Fue
un cambio grandísimo pasar de una cocina al poder judicial,
lo estaba tramitando desde noviembre y se dio cuando menos lo
esperaba. Hace una semana estaba cocinando y viajaba una hora
y media de La Boca a Las Cañitas para trabajar y ahora
voy a estar en un lugar así...Me puse algo nerviosa en
el acto donde me presentaron, encontrarte con gente que no conocés,
pero que sabés que luchan por lo mismo que vos, es muy
fuerte.
-¿Habías
estudiado algo relativo al ámbito de la justicia?
-Yo
estudié administración, ya desde el secundario,
mi labor va a ser en el área organizativa. La que me conecta
con este mundo es una abogada amiga con la que hacíamos
trabajo social en el barrio de La Boca, donde vivo. Yo ayudaba
a atender a la gente que no tiene posibilidad de contratar un
abogado ni de pagar una consulta y ella siempre me decía,
‘tenés que anotarte Mariana, hacé los trámites
para ingresar’. Pero nunca creí que me fuesen a llamar...
-¿Por
qué no lo creías?.
-Porque
en este ambiente, siendo travesti, es fácil que te dejen
de lado para un montón de cosas, si para comprarme una
remerita en una tienda, las vendedoras se codean y dicen ‘mirá,
un travesti’, ¿qué ganas podes tener de meterte
a un ambiente como la justicia? Tenés miedo de que se te
rían en la cara...Al día de hoy, sé que hay
gente que no se presentó al acto de mi bienvenida porque
dicen que no estaban de acuerdo. Yo lo único que quiero
es trabajar...
-¿Esperás
poder mostrar algo desde este nuevo lugar?.
-Tiene
que ver con abrir un camino.Y sí, creo que tiene que ver
con mostrar a las otras chicas que se puede no ser prostituta
siendo travesti, que hay otras opciones más que tienen
que ver con el estudio, yo quiero aprender bien mi trabajo, pero
seguir avanzando. Una vez que le agarre la mano quiero estudiar
derecho, quiero entender todo lo que hago, no me gusta hacer las
cosas de modo mecánico, no sé si ser abogada, pero
tener una muy buena base.
-¿Qué
te dijo tu familia?.
-Estaban
todos emocionados. Pobre, mi mamá llegó tarde porque
vino desde Berazategui y no le calculó bien el tiempo de
viaje. Mis amigas también están contentas y hasta
la misma jueza, que además tiene una trayectoria enorme
en lo que tiene que ver con los casos sociales y la pelea por
la igualdad. La jueza Liberatori fue la segunda jueza en Argentina
que casó a una pareja gay, en 2010, antes de que el matrimonio
entre homosexuales fuera legalizado. Y fue re respetuosa, me consultó
si quería que se anunciara que yo entraba a ese puesto,
no me lo impuso y me dijo que me lo tomara con calma.
-¿Alguna
vez pensaste en decir: me cambio el nombre en el DNI?.
-No.
Y es no porque no necesito que me traten de enferma para sentirme
mujer, porque te ponen que tenés disforia de género
cuando hacés el trámite...Yo soy Mariana, no necesito
mil cirugías para verme mujer ni un papel que me lo diga.
Que te declaren casi anormal no es algo que me guste ni que necesite.
-¿Por
qué creés que a la gente le cuesta tanto entender
las elecciones sexuales de los demás?
-Es
que no hay una respuesta para explicar la intolerancia. ¡El
otro día escuché por tv que al casarse gays, se
rompía el equilibrio natural y eso traía terremotos!
Es mucho...Yo creo que con mi decisión no jorobo a nadie,
pero la gente involuciona...Y ojo, no es que me subí a
un taco de la noche a la mañana, mis cambios fueron de
a poco, mi madre siempre me apoyó en todo, mi padre y mis
hermanos entendieron con el tiempo. Me empecé a llamar
Mariano cuando vi que estaba demasiado vestida de mujer como para
ser Rubén. Esta es una lucha mía contra el pensamiento
retrógrado de la sociedad. De todos los días, de
salir a la calle y decir esta soy yo, para que te acepten como
sos, esa es mi gran lucha. Que hoy por hoy escuche Mariana Gómez
y esa soy yo.
-¿Seguís
a alguna figura o partido político?.
-Soy
mas bien de izquierda pero me cuesta confiar. No soy ciega ni
ignorante y se que muchos que ves militando y luchando por los
más pobres terminan transando y tienen precio, te hablan
del hambre y tienen relojes y cadenas que salen millones. ¿Cómo
te da la cara? Es feo, eso es una decepción...En el mundo
por ejemplo, te muestran a La Boca como el lugar turístico
y tradicional y hay una pobreza bárbara que no sale en
las postales. Yo sigo trabajando allí y ves tantas necesidades
que das clases, das de comer, terminás haciendo de todo.
Creo que enriquecerse a costa del hambre del otro es lo peor que
puede haber
-¿Cómo
te ves en diez años?.
-¡Vieja!
Tengo 31...La verdad es que no sé. Obvio que me gusta pensar
en una familia pero es una palabra muy grande, al igual que madre.
Aún tengo que poner en claro muchas cosas en mi cabeza
y en mi vida. Y esas decisiones se deben encarar responsablemente.
Fuente:
Noticias Urbanas.