02/03/2010 |
DIA
INTERNACIONAL DE LA MUJER |
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Conmemoración
del Día Internacional de la Mujer
El Ministerio de Desarrollo Social inaugura lactario en el Edificio
del Plata
En
el marco de la conmemoración del Día Internacional
de la Mujer, el 8 de marzo de 2010 a las 15 hs., el Ministerio
de Desarrollo Social del Gobierno de la Ciudad inauguró
un lactario en dependencias de la Dirección General de
la Mujer, en el Edificio del Plata, sita en Carlos Pellegrini
211, 7° piso.
Este
es un espacio destinado a las madres para que puedan amamantar
a sus bebés o puedan sacarse leche cuando lo necesiten,
en un ámbito confortable. Fomentar la lactancia materna
es favorecer la igualdad de oportunidades y de trato.
Este
lactario, que se encuentra dentro de la campaña “Amamantar”
se suma al inaugurado en diciembre pasado en la Legislatura, y
cuenta con un sillón, un dispenser de agua y una heladera
para poder conservar la leche materna, comodidades que propician
la posibilidad de conciliar las actividades laborales con la maternidad.
Actividades
de la Dirección General de la Mujer
La
Dirección General de la Mujer estuvo presente entregando
folletería y promocionando los derechos de las mujeres
y las actividades de la Dirección durante todo el día,
en las siguientes plazas de la ciudad:
-Lavalle,
Uruguay y Lavalle.
-Flores, Av. Rivadavia y Rivera Indarte.
-Belgrano, Juramento y Vuelta de Obligado.
Entrega
de Medallas
Con
el objetivo de conmemorar el 100º Aniversario se reconoció
la trayectoria y el aporte a la sociedad realizado por un grupo
de mujeres destacadas que recibieron en un emotivo acto de entrega
las Medallas del Bicentenario; también se recordó
a las mujeres pioneras de nuestra historia. El emblemático
Puente de la Mujer, iluminado especialmente para la ocasión
fue el telón de fondo del merecido homenaje.
Recibieron
las Medallas:
Marta Bekerman, Aída Bortnik, Mónica Cahen D’Anvers,
Eleonora Cassano, Carmen Córdova, Ana María Di Lonardo,
Sara Facio, María Fux, María Cristina Galoppo, Eva
Giberti, Florentina Gómez Miranda, Lydia Lamaison, Adriana
Lestido, María Elena Leuzzi, Diana Maffía, Adelaida
Mangani, Silvia Adriana Quadrelli, Susana Reyes, Gabriela Sabatini,
Lidia Satragno “Pinky”, Lita Stantic, Inés
Weinberg de Roca, Mercedes Weissenbacher, Gigliola Zecchin “Canela”
y China Zorrilla.
Como
cierre se presentó el espectáculo musical “Mujeres
Argentinas”, con la dirección musical de Lito Vitale.
Participaron: Sandra Mihanovich, Hilda Lizarazu, Melania Pérez
y Liliana Vitale. |
EL
CARNAVAL PORTEÑO |
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El
carnaval es una celebración que tiene origen pagano pero
luego tomado por la Iglesia quien lo hace coincidir con la celebración
de la cuaresma cristiana. En principio diremos que durante la Edad
Media donde la influencia del cristianismo en la sociedad era muy
fuerte esta práctica era considerada “diabólica”
con el correr de las décadas esta visión se fue flexibilizando
hasta su aceptación definitiva.
Con referencia al modo de celebración, siempre las culturas
reinantes en cada uno d los pueblos determina sus características
centrales, igual suerte corren sus ritmos musicales, siendo totalmente
diferente los europeos que los celebrados en nuestro continente,
ya que los mismos tienen una marcada influencia afro-amerindia que
llega hasta nuestros días, manteniéndose la gracia
de las formas bailables, la destreza para la ejecución, la
alegría presente en cada parte de su ejecución y las
ansías de libertad que los participantes trasmiten en estas
jornadas donde reina un espíritu de liberación personal
y social.
En Buenos Aires durante el siglo XIX e incluso luego de la sanción
de la Constitución Nacional y especialmente en la Banda Oriental,
existía por ese entonces una disimulada forma de sometimiento
a las personas de raza negra o indígenas (y sus descendientes)
por lo general afectadas a la servidumbre hogareña quienes
encontraban en las fiestas de carnaval un período de descanso
y solaz, que lo eximían de realizar las pesadas actividades
diarias que se prolongaban durante todo el año, salvo algunas
pocas festividades religiosas tradicionales.
Un legado de esas épocas son los candomberos de gran popularidad
en la República Oriental del Uruguay, que en estos días
están resurgiendo en el espectro cultural rioplatense, ritmo
que ha conservado en gran parte la herencia de sus ancestros africanos
llegados como mano de obra esclava a estas latitudes, pero también
trayendo consigo sus costumbres, danzas y los ritmos propios de
sus pueblos que son muy variados en función del lugar de
donde provenían estas personas.
Una de las características que observamos en el carnaval
porteño, es la vestimenta de los integrantes de las distintas
murgas que participan en estas festividades. Estas indumentarias
tienen su génesis en la vieja moda de vestir propia de las
familias tradicionales, que casi siempre vestían con frac,
levita, galera y bastón, verdaderos símbolos de su
status social.
La servidumbre en diario contacto con esta realidad tomó
prestada para sí este tipo de indumentaria propio de su imaginario
social inaccesible, popularizando en los desfiles esta moda similar
a la de sus patrones, confeccionado durante todo el año nuevas
prendas que lucían al revés (símbolo de rebeldía)
o al derecho y también utilizando viejas prendas descartadas
por la sociedad blanca.
Se comprende así porque estas celebraciones eran tan importantes
para esta clase social pauperizada que trabajaba de sol a sol, sin
poder contar con una legislación laboral que les permita
no tener un futuro signado atravesado por la discriminación
y una explotación desmedida. Un oásis para estos sectores
constituía el poder acompañar a los miembros de las
familiares agroexprotadoras en sus viajes al continente europeo
que lo nutrían de experiencias nuevas que los enriquecían,
mientras que a los sirvientes que quedaban en la Argentina, también
estas excursiones al exterior de sus patrones era una bendición
ya que se les aliviaban las tareas diarias por la ausencia de sus
jefes.
El carnaval puede ser considerado entonces como una modalidad colectiva
que expresa alegremente los reclamos de las urgencias sociales de
sus miembros o de los sectores mas relegados socialmente, siendo
además un espacio de participación único y
socializante ya que los integrantes no necesitan destreza profesional
alguna para ser integrantes de las mismas, es decir, cualquier aficionado
que no haya pasado por escuelas de arte o baile con solo tener las
ganas y esmerarse en las composiciones definidas está habilitado
para formar parte de la festividad.
Con el tiempo, se fue modificando el arquetipo de las celebraciones
incluyéndose carrozas, nuevos diseños coreográficos,
maquillajes, danzas, competencias, estandartes, ritmos, poesías,
canciones, etc., conformando un escenario particular donde fluye
la felicidad de los participantes y del público concurrente.
En este marco festivo, las composiciones musicales en nuestro criterio
son las protagonistas de la noche, ya que si nos detenemos a escuchar
sus letras atentamente, observamos que como se expresara en párrafos
anteriores más allá de su métrica y estilo,
el mensaje de las mismas refleja las urgencias sociales de los mas
oprimidos o la protesta ante políticas oficiales que afectan
valores tales como el respeto por la tierra, los valores culturales
de los antepasados, etc. que responden a un ideario de justicia
común.
Este evento en la actualidad requiere mucho esfuerzo durante muchos
meses previos a su celebración como es el caso de los carnavales
de Río de Janeiro, Corrientes y Gualeguaychú, de gran
reconocimiento internacional desde hace muchos años.
Como ya expresáramos anteriormente hay diversas modalidades
de festejo según el lugar donde se celebra el carnaval, una
es el desfile extraordinario de carrozas, y bailarines que recorren
los llamados “sambodromos” ,“corsódromos”
durante varias horas.
En nuestra ciudad el carnaval está hegemonizado por la existencia
de alrededor de 680 murgas barriales, entre las cuales podemos mencionar
a: los Colosos de Boedo, los soñadores de Villa Pueyrredón,
Los movedizos de Villa Crespo, Los desconocidos de siempre de San
Telmo y otras muchas que podríamos reseñar en otra
ocasión.
En esta modalidad (la murga) cada barrio conserva su esencia y estilo,
existiendo sanas competencias entre las mismas. Todas ellas están
conformadas por 4 escenas:
1.- Presentación.
2.- Crítica.
3.- Homenaje.
4.- Retirada.
Yendo a otras geografías de América uno de los festivales
más maravillosos pero poco conocidos es el que se celebra
en la ciudad de Oruro, en Bolivia. Las jornadas se extienden durante
muchas horas finalizando a la madrugada dentro de una iglesia católica
ubicada en un cerro de la ciudad, verificándose así
un verdadero sincretismo entre los rituales autóctonos y
los de la iglesia.
Se trata de una especie de competencia anual entre representantes
de todos los estados de Bolivia. Esencialmente se caracteriza por
la diversidad de los trajes multicolores que lucen, de gran belleza
y creatividad, quizás emparentados con las culturas de oriente;
la presencia de una gran banda musical por cada comparsa, generalmente
vestidos con trajes de colores que identifican a su lugar de origen
y con sombreros muy llamativos occidentales; cada agrupación
tiene un mínimo de 500 personas y durante todo el recorrido
que son alrededor de 5 Km se escuchan los sones de las bandas, llamando
la atención la creatividad de las máscaras muy diferentes
a las de nuestra cultura porteña, participan en este desfile
diario alrededor de 20.000 personas que trabajan todo el año
en cada región para que la presentación sea la mejor
de todas.
Este gran misterio del origen carnavalesco, ya no resulta tan importante
cuando hay un objetivo en común que es una protesta fuertemente
escuchada y que se comienza a prolongar en el tiempo, formando así,
una identidad cultural.
PRENSA ALTOS DE LA WEB |
AVENIDA
CORRIENTES 1066. |
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Pocos,
muy pocos, saben que el Obelisco de la Ciudad de Buenos Aires tiene
una dirección y un número de puerta. En efecto si
alguien viviera en Avenida Corrientes 1066 viviría en el
Monumento más famoso de Buenos Aires.
El
Obelisco nació como un monumento conmemorativo al 400º
Aniversario de la Fundación de Santa María del Buen
Aire (primera fundación de la ciudad de Buenos Aires, fundada
por Don Pedro de Mendoza). Fue el homenaje de Buenos Aires al
Cuarto Centenario de su Primera Fundación y representaba
el espíritu progresista de una época. Por entonces,
el intendente era Mariano de Vedia y Mitre, a la vez que ejercía
la Presidencia de la República el General Agustín
P. Justo. Lo diseñó el arquitecto Alberto Prebisch
y lo construyó la empresa Siemens Bauunion en el tiempo
récord de cuatro semanas, debiendo salvar las dificultades
que significaban los túneles del subterráneo mediante
la construcción de bóvedas en su fundamento.
Como
símbolo, recuerda a aquel precario y grueso madero sobre
el cual juró apoyando su espada Don Pedro de Mendoza en
1536. Cuenta la historia que el 3 de Febrero de 1936, el Intendente
Municipal Mariano de Vedia y Mitre emite un Decreto que establecía
la construcción de una obra conmemorativa del cuarto centenario
de la primera fundación de la Ciudad de Buenos Aires. Fue
emplazado en el sitio exacto donde flameó por primera vez
en la ciudad la Bandera Nacional (la torre de la iglesia de San
Nicolás, el 23 de agosto de 1812), y se inauguró
formalmente el 23 de mayo de 1936 a las 3 de la tarde. Dicha iglesia
fue demolida con motivo de la construcción del Obelisco.
Junto con la iglesia se derribaron cerca de cien edificios para
dar paso al ensanchamiento de la Avenida 9 de Julio que en aquél
entonces se llamaba Avenida Norte Sur.
En
1936, las cuadrillas municipales ya habían abierto un gigantesco
hueco en pleno Buenos Aires por donde pasaría la avenida
9 de Julio, "la más ancha del mundo". En el medio
de ese claro que había dado por tierra con viejos cafetines
y teatros de varieté, en el cruce con la avenida Corrientes,
se construyó la Plaza de la República. Y allí,
como un gran mojón que cortaba a Corrientes, que ya habla
dejado de ser angosta, se levantó el Obelisco.
El
anuncio de la erección del obelisco promovió un
movimiento de repudio, a cargo de un numeroso sector del público
y del periodismo. El clamor negativo fue desoído y los
empecinados en llevar a cabo el proyecto aceleraron los trabajos.
El obelisco porteño fue levantado en el término
de 60 días. La construcción a cargo del Arq. Alberto
Prebisch fue realizada en tiempo récord ya que el 23 de
Mayo de ese mismo año sería inaugurado.
Este
ícono de la ciudad al que hoy nadie se atreve a criticarlo
fue eje de discusiones y polémicas. La picardía
popular lo bautizó como "Pinchapapeles de acero y
cemento", "feo punzón", "tachuela monumental",
"armatoste monstruoso", "zángano",
"fea estaca" y hasta ha recibido canticos como el que
decía "En la Avenida 9 de Julio/ hay una piedra parada/
la llaman el Obelisco/ y no sirve para nada". Esta polémica
tuvo su punto álgido cuando en el año 1938, y después
de un acto escolar, se desprendieron algunas lajas de él.
En ese entonces, con motivo de ello, el Concejo Deliberante de
la Ciudad de Buenos Aires ordenó tirarlo abajo por 23 votos
contra 3. Lógicamente esta Ordenanza de la Ciudad nunca
llegó a cumplimentarse en virtud de haber sido vetada por
el Intendente Arturo Goyeneche.
Sin
embargo, a partir de su inauguración se acallaron todas
las voces que lo desprestigiaron antes de nacer. Quedaron algunas,
muy pocas, que insistían pidiendo su demolición.
Pero el obelisco, nuestro obelisco, se fue imponiendo por la sola
razón de su presencia. Los ciudadanos comenzaron a mirarlo
con buenos ojos. Lo sintieron como a un amigo, como un habitante
más de la ciudad. Se constituyó en punto de referencia,
en una especie de vigía.
Lejos
de estas polémicas hoy el Obelisco es el centro de reuniones,
festejos, espectáculos y eventos de importancia internacional.
El
Obelisco está emplazado en la llamada Plaza de la República,
casi exactamente en el vértice que forman las avenidas
9 de Julio, de 140 metros de ancho, Diagonal Norte, de 33 metros
y la Avenida Corrientes, también de 33 metros de ancho.
Probablemente resulte para muchos una novedad enterarse de que
justamente por debajo del Obelisco corren dos líneas de
subterráneos superpuestos, la B y la D. Sobre ambos túneles
forma la base una plataforma de hormigón armado, de 20
metros de cada lado y 1,50 metros de alto, que apoya en dos de
sus costados sobre zapatas del mismo material.
Su
estructura visible tiene una longitud de 67 metros y medio en
su totalidad. 7 por 7 de base, y hasta la iniciación del
ápice 63 metros, o sea 9 veces el lado de la base. El ápice,
que mide 4,5 metros, tiene en su parte mayor 3,5 metros de lado.
Interiormente
es hueco, pero cada 8 metros hay una losa con un agujero en el
medio. Estas losas dejan un vacío en uno de sus ángulos
donde se halla instalada una escalera marinera para acceder hasta
su cúspide. En éste punto, en su parte interna,
hay una roldana que permitiría izar algún bulto
por el agujero central de las losas.
El
Obelisco tiene puerta de entrada en su base y cuatro ventanas
en su ápice. Ésta parte superior ha sido iluminada
por fuera años después de su construcción.
Su interior dispone de iluminación eléctrica. Y
aunque resulta invisible dada su altura, el Obelisco está
provisto de un pararrayos muy pequeño, cuyos cables corren
por el interior.
Está
revestido de cemento armado, sustituyendo las primitivas losas
de mármol. Este cambio se realizó a raíz
del desprendimiento de algunas de éstas losas, motivado
por deficiencias en su apresurada construcción.
El
Obelisco pesa 170 toneladas, costó 200 mil pesos moneda.
FUENTE:
http://arquitecturaliquida.com.ar
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