14/09/2009
CABA: FALTA DE CONTROLES EN OBRAS Y EDIFICIOS
Riglos 359: Denuncia por una demolición ilegal, la DGFy CO todavía no realizo una inspección. Los Diputados Julio Raffo (Proyecto Sur) y Martín Hourest (Igualdad Social) presentaron un pedido de informes al Ejecutivo de la Ciudad. Posiblemente será tratado en la comisión de Planeamiento Urbano.
Valentín Virasoro 751: La construcción avanzo 1 metro en la línea de frente interno y causó daños a los vecinos linderos e invadió medianera a ambos lados. Tiene una actuación en la Defensoría desde hace 2 años. La obra está registrada por una empresa fantasma.
Trabajaron un año sin plano de obra. El quinto y sexto piso no corresponden al plano. Y se halla en construcción el séptimo, Por lo cual, ya fue denunciado nuevamente en la DGFyCO-
Superaron más de 100 metros el FOT permitido. Retiraron un árbol y podaron otro sin permiso. Las defensas construidas no eran reglamentarias. Hubo 2 caídas de estructuras. Con denuncias en la Defensoría, el CGPC y DGFyCO Sin final de obra ya lo habitan 8 familias.
Emilio Mitre 51 (obra lindera: Causó el 19 de agosto la rotura de una pared, realizando una "ventana" en la propiedad. Los vecinos lo denunciaron ante la Guardia de Auxilio que argumento el daño se debía a "la mala calidad de la construcción de la pared".
Alberdi y Chirimay: En esta dirección se encuentra una demolición; en el lote se va a construir un edificio con subsuelo y 13 pisos destinado a viviendas pero resulta que está dentro del perímetro de las calles Púan, Avda. Rivadavia, Ortiguera y Juan B. Alberdi, las que por la Ley 2721/2008, tiene prohibido construir más de 9 metros o 12 con un retiro de 2 metros. (Excepto las de Avda. Rivadavia o Avda. Alberdi).
Se trata de un nuevo mega emprendimiento que saturará los servicios públicos más elementales. A ello debemos adicionar que lindan con la propiedad 4 parcelas que también se están demoliendo con una antigüedad de alrededor de 70 años.
Bertres 508: Cuenta con un cartel de VENDIDO. CABALLITO SUR está siendo saqueada literalmente por los depredadores inmobiliarios, esta casa de excelente construcción (es ANTERIOR AL AÑO 1941 por lo tanto incluida en la Ley 3056).
Los vecinos comentan que en su interior tiene detalles de categoría, fue vendida sin aviso, es decir directamente fue puesto el cartel.
Av. Juan Bautista Alberdi 1220/22 La demolición del petit hotel de en Caballito no cumplió con la Ley 3056.
México 1660: forma parte del catalogo de edificios protegidos de la Ciudad de Buenos Aires (punto 10.3 del Código de Planeamiento Urbano). Tiene protección cautelar. Pero se vende para demolición. La denuncia tiene más de 30 días.

Así estamos con los controles en el GCBA.

PRESENTACION LIBRO: MEDIOS Y PODER EN VENEZUELA

El miércoles 15 de setiembre a las 19,00 hs. en el auditorio del Hotel B.A.U.E.N. se presentará en sociedad el libro del autor Modesto Emilio Guerrero, titulado: “Medios y Poder en Venezuela”, en un momento en que a nivel regional se está produciendo un combate cultural respecto a la misión que cumplen los medios de comunicación concentrado en pocas manos que no participan de los movimientos liberadores, sino que por el contrario, utilizan su estructura para golpear a los gobiernos democráticos, tal como ha sucedido en la propia Venezuela cuando se gestó el golpe en contra del presidente Chávez..

Participan además del autor de la obra, Claudia Korol y el Equipo de educación popular "Pañuelos en Rebeldía".

ANTENA PELIGROSA EN PARQUE AVELLANEDA

Los vecinos del barrio están haciendo S.O.S. a los medios barriales. Venga, vean, registren y difundan. Para que a su vez cada vecino pueda llevar a cabo una acción de denuncia y obstrucción a este perverso emprendimiento.
Una empresa con el consentimiento implícito de las autoridades del gobierno de la Ciudad, del ministerio de Ambiente y Espacio Público, la Dirección de Espacios Verdes, la Administración del Parque y el CGPC9, está empezando a instalar una mega antena para algún mega negocio usufructuando ilegalmente un espacio público relevante y significativo pero abandonado a su suerte por el GCBA.
No hay que ser muy diestro en materia legal, para darse cuenta que el GCBA se resiste a dar cumplimiento a las leyes 1153 y 3042, referidas a la protección histórica y del patrimonio natural y sociocultural del Parque Avellaneda.
El actual administrador del parque Arq Roque Saccomandi es un simple e testigo de los hechos, nada hace al respecto, como tampoco lo hizo cuando la autopista Perito Moreno se llevó una tajada del Parque Avellaneda.
Hoy es la presencia de una antena de posiblemente de telecomunicaciones la que desde las alturas hace peligrar a los vecinos y sus hogares,
Lo de ayer sucedió igual que lo de hoy a plena luz... pero hubo un gran silencio de ignorancia y desinterés. Hoy no va a volver a ser así. No queremos festejar los 100 años del Parque Avellaneda en la humillación de la fragmentación y el abandono.

“LA ARGENTINA NUNCA TUVO UNA POLÍTICA CULTURAL"

Desde 1987, la periodista Cristina Mucci conduce el programa Los siete locos, dedicado a la difusión del libro y la cultura. Desde entonces, semana a semana, se encarga de diseccionar, en su diván periodístico, a intelectuales y escritores argentinos.

Precisamente, en su último libro, y con la excusa de indagar sobre la figura de Leopoldo Lugones, Mucci se mete de lleno en una relación poco explorada: la de los intelectuales y el poder. Una relación, conflictiva si las hay, hoy reavivada con el surgimiento de grupos de intelectuales a favor y en contra de un Gobierno acostumbrado a instalar debates políticos en la sociedad. ¿Es bueno o malo que un intelectual se involucre en el poder? Y si fuera sí, ¿a qué distancia debería mantenerse? ¿Qué lugar tienen hoy los intelectuales en la Argentina? En 2000, Mucci publicó una biografía de la escritora Marta Lynch (La señora Lynch), cuyo zigzag ideológico, similar al de Lugones, pasó de la Revolución Cubana al apoyo de la dictadura.

La vida de Marta Lynch también terminó como la del poeta: con un tiro en la cabeza, después de haber sido rechazada por el alfonsinismo gobernante por colaboracionista de los represores.

–¿Por qué eligió a Lugones para relatar la relación entre los intelectuales y el poder político?.

–De Lugones me atraía lo mismo que de Marta Lynch: un hombre que empieza siendo anarquista, luego socialista y termina proclamando la hora de la espada, convirtiéndose en el ideólogo del golpe del 30 y, por extensión, de los que vinieron. Es decir, crea al Ejército como actor político. Igual que Marta Lynch, Lugones termina suicidándose y marginado del poder al que tanto había buscado acercase. Pero mientras más investigaba sobre Lugones y la historia trágica de su familia, más me aparecían escenas de escritores e intelectuales en distintos momentos de la historia y su relación con el poder.

–Es muy fuerte el relato que hace de Borges y Sabato almorzando con Videla.

–Sí, eso fue algo tremendo que, en el caso de Borges, los intelectuales no le perdonaron durante mucho tiempo. Aunque hoy incluso la izquierda valora a Borges más allá de sus terribles errores políticos. A diferencia de lo que ocurría unas décadas atrás, hoy a nadie se le ocurriría desacreditar la literatura de Borges por aquel encuentro, del cual él más tarde se arrepintió. En realidad, y a diferencia de Lugones, Borges opinaba sobre política porque los periodistas lo buscaban para que opine de todo, pero no le interesaba en absoluto.

–En la Argentina hay mucha producción académica valiosa y, sin embargo, no parece tener conexión con la política, ¿por qué?

–Porque la Argentina, históricamente, le ha dado la espalda a sus intelectuales. Con el suicidio de Lugones se agotó un modo de ser del escritor argentino, aquel que desde los próceres de Mayo unían la literatura con la política. El país cultivó desde sus orígenes elites intelectuales destinadas a la organización del Estado. La generación del 37, por ejemplo, no sólo sentó las bases de la República sino que sus protagonistas también fueron los autores de las primeras obras clásicas de la literatura argentina. En aquel origen se dio la situación única y excepcional de que nuestros estadistas fueran hombres de letras y los fundadores de nuestra literatura fueran estadistas. Después, el rol de los escritores se iba a tornar más modesto. Y confuso. Más adelante, durante el gobierno de Frondizi, muchos escritores se involucraron en su proyecto. Y, dicho sea de paso, el propio Frondizi, autor de Política y petróleo, fue el único intelectual argentino en llegar al gobierno. Aunque tal vez en esa lista habría que incluir, también, a Chacho Álvarez.

–Usted menciona varias veces la desconfianza que generaban o quizá generan los intelectuales en la sociedad, ¿cómo lo explica?

–Desconfianza y descalficación. Ya en democracia, Aldo Rico decía que la duda es la jactancia de los intelectuales… Y este año, en lo de Marcelo Tinelli, cuando hacía el programa con los políticos, un día insertó un bloque cultural. Aparecía entonces uno de sus cronistas en la puerta del Museo del Prado, y apenas sale un hombre, el enviado lo entrevista para ridicularizarlo. Así, mientras el entrevistado contaba sobre los cuadros de Goya y Velázquez que había visto, “La Argentina nunca tuvo una política cultural” el entrevistador se metía el dedo en la nariz o en los genitales. Lo sometía a las burlas más obscenas en el programa de mayor rating de la Argentina. ¿Y qué quiere decir con esto? Que la cultura aburre y no sirve para nada: es decir, una idea que viene trabajándose en la sociedad desde hace mucho tiempo. La Argentina de los sesenta y setenta fue un país que valoraba a sus artistas, pero ese lugar se perdió. Y hoy hemos caído muy bajo.

–Los intelectuales también se atacan entre sí...

–Es que se comportan y se pelean como divos, aunque realmente, si nos fijamos en el ranking de ventas, los escritores argentinos, salvo excepciones, venden muy poco. Así que, divos podrán ser, pero hoy sólo de espacios reducidos.

–¿Perón también desconfiaba de los intelectuales?

–Sí, también. Con el peronismo llegaría, además, el eslogan “Alpargatas, sí; libros, no”, la censura y las manifestaciones autoritarias.

–Sin embargo, había escritores que simpatizaban con Perón, como Leopoldo Marechal, Jauretche…

–Había otros, también: Fermín Chávez, María Granata, Julia Prilutzky Farny, José María Castiñeira de Dios, que fue subsecretario de Cultura. Para Jauretche y Homero Manzi, Perón es el continuador de las políticas de Yrigoyen, por eso deciden apoyarlo, pero después también son marginados. Igual
que los demás.

–En la crisis de 2001, hubo más arte que nunca. Parece contradictorio con lo que venimos hablando…

–Sí, yo digo en el libro que en la Argentina hay más necesidad de hacer teatro que de verlo. En general, la gente tiene necesidad de hacer algo además de su trabajo: un taller literario, teatro, cerámica, mimo. Y esta necesidad de arte no es tan común en otros países.

–También tenemos eventos, como la Feria del Libro, que es muy convocante.

–Sí, los eventos o mega eventos son convocantes, pero la cultura no se agota en eso. La cultura también tiene un enorme potencial como constructora de ciudadanía y factor de inclusión social. Pero la realidad es que, para los políticos, nunca ha sido una prioridad. Y la verdad es que en la Argentina nunca se ha desarrollado una política cultura.

Fuente: Noticias Urbanas.

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