El texto del documento que sigue fue leído por los organizadores
del acto que recuerda la tragedia ocurrida hace 1 mes en la estación
Once de trenes que dejó 51 personas fallecidas y más
de 700 lesionados.
"Cada
día, desde el 22 de febrero, hemos buscado razones. Razones
que expliquen las 52 vidas perdidas, las 700 laceradas, los millones
de corazones destrozados. Razones que nos exceden, que nos han
tomado eternamente de rehenes, de las que somos víctimas
todos, los que vieron cortada su vida, los que aun hoy sienten
las heridas en su cuerpo, los que debemos vivir afrontando un
dolor inagotable y los que han sufrido, y sufren, con nosotros
aún sin conocernos.
"No
son sólo 51 vidas perdidas, había una mas, de seis
meses de gestación en el vientre de su madre. Las víctimas
son 52."Hay razones para explicar la más grande tragedia
ferroviaria de la historia argentina. Las buscamos, las esperamos,
las necesitamos.
"Cada
día cuando nos despertamos, nos encontramos con ausencias
irremplazables, pero en el recuerdo de esas vidas hermosas dañadas
por la irresponsabilidad y la inoperancia ajena, encontramos los
motivos para seguir. Aunque nos cueste. 'Vivir solo cuesta vida'
dijo alguien una vez. Ahora sabemos, tristemente y con nuestros
corazones como testigos, el real alcance de esa frase.
"La
investigación avanza y debemos acompañarla. Creer
en ella y en quienes la están llevando adelante. Es nuestra
obligación republicana no entorpecerla y ayudarla en todo
lo que podamos porque solo ella encontrará los responsables.
También debemos impulsarla y lo estamos haciendo, proponiendo
medidas y mirando con atención especial cada pequeño
avance. Nos importa a nosotros pero también a todos los
argentinos que han sufrido y sufren con nosotros. Somos los familiares
los principales interesados en llegar a la verdad, lo más
rápidamente que se pueda, y los que pedimos entender y
respetar los modos y los tiempos de la Justicia. Esperamos, con
la ansiedad lógica, el informe final de los peritos puestos
por la Justicia Federal, y aunque todos tengamos las mismas presunciones,
dejemos que sea la investigación la que nos vaya dando
datos certeros. Las pericias darán una parte de los motivos
del desastre, pero no todos. Eso será solo el primer paso.
Después llegará un largo proceso y allí,
y solo allí, surgirá cada cargo, cada nombre, cada
cara de los responsables. Tenemos tiempo para encontrarlos, nunca
van a ganarnos por cansancio.
"No
nos dejemos llevar por quienes ven en esto una posibilidad de
una ganancia individual, sea económica o política,
apurando los tiempos, pidiendo medidas y aceleraciones que no
harán otra cosa que entorpecer el proceso. Sepamos distinguirlos
y separarnos a tiempo de ellos. Si no lo hacemos, seremos los
principales damnificados.
"Eso
también será parte de crecer como sociedad y de
que todo este sufrimiento no sea en vano.
"En
este mes transcurrido, sólo con una filmación casera
presentada al Dr. Bonadío, hemos conseguido mejorar, aunque
sea mínimamente las condiciones de seguridad para los usuarios
del ferrocarril Sarmiento, condiciones olvidadas por quienes deberían
tenerlas como prioridad. Eso nos muestra dos cosas. Que la Justicia
nos escucha, y que siempre podemos mejorar las cosas. "A
veces es sólo cuestión de proponernos hacerlo. Estamos
seguros que todos los responsables serán hallados, les
guste o no.
"Lo
sucedido el 22 de febrero tiene muchas circunstancias concurrentes
y cada una de ellas debe ser debidamente investigada.
"Permítannos
a los familiares de Lucas Menghini Rey hablarles a quienes, con
su ineptitud, dejaron a nuestro hijo abandonado entre los fierros
retorcidos dos días y medio en un lugar que claramente
mostraba un impacto, y al que se hubiese llegado con solo poner
una escalera desde los durmientes. Nos hicieron vivir las 60 horas
más terribles de nuestras vidas. Cada uno de ustedes pagará
su incompetencia como la Justicia lo determine. Pero ni eso servirá
para que los entendamos ni los perdonemos. Algún día
sabremos sus nombres. Por la memoria de nuestro hijo, no nos detendremos
hasta que llegue ese momento.
"Somos
las caras de los fallecidos. Pero también hay 700 heridos
con historias que no trascienden, que casi no salen por los medios
de comunicación y que es preciso que se conozcan. Desde
quienes tienen sus cuerpos mutilados, o quienes por mucho tiempo
no superarán el trauma psicológico, hasta quienes
han sido despedidos de sus trabajos por no poder reponerse del
daño sufrido. Otros, aun esperan poder ser intervenidos
quirúrgicamente, sobreviviendo a duras penas. Ellos también
nos necesitan. Ahí están, esperándonos y
pidiendo ayuda. No los olvidemos.
"En
la cima del desprecio por nuestro dolor están quienes,
aprovechándose de esa necesidad, la inocencia o la indefensión
de algunos de nosotros, ofrecen sumas irrisorias de dinero, ya
sea a deudos o a heridos, obligándolos a renunciar a sus
derechos civiles y penales. Si algo de vergüenza y humanidad
les queda dejen de lado la miseria que significa tratar de obtener
beneficios a costa de la destrucción que generaron. Ya
les llegará el momento de responder penal y civilmente.
De eso pueden estar absolutamente seguros.
"La
acción penal es indispensable, y la búsqueda de
los responsables es nuestra principal bandera. No hay dinero que
pague las vidas perdidas o dañadas para siempre o que calle
nuestros pedidos.
"Desde
la catástrofe hasta hoy hubo silencios de muchos sectores
del poder político nacional, de la provincia de Buenos
Aires y de la Ciudad que nos dolieron, y todavía hoy nos
duelen. Pero varias veces hubiésemos preferido esos silencios
a tener que escuchar frases desafortunadas y fuera de lugar. Señores:
la tragedia sucedió sin preguntar qué día
era, ni qué hora, si era feriado o no, ninguno fue en busca
de su destino fatal viajando en el primer o segundo vagón
o ingresando por un lugar que la empresa y los encargados de la
seguridad deberían haber cerrado al usuario. Entre nuestros
muertos y heridos solo hay víctimas ni un solo culpable.
"La
empresa y los organismos de control no nos están haciendo
un favor al cuidarnos. No tenemos por qué contar las muertes
que no produjeron. No hay por qué agradecer ni resaltar
como un logro llegar vivo al final de un viaje en un servicio
público. Esa es su obligación. Que les quede claro.
Contamos, contaremos y les mostraremos a cada uno de nuestros
muertos y heridos tantas veces como nos de la gana hacerlo, para
que no los olviden. Cada funcionario es responsable, y lo será,
siga en su puesto o no, de las anomalías en las áreas
que estén o hayan estado a su cargo, más allá
de gobiernos y décadas, y mucho mas allá de incomprensibles
aplausos al finalizar la función pública que no
pudieron ni podrán tapar el sonido de nuestro justo reclamo.
Sé es funcionario público por elección propia.
No por obligación. Y así deben enfrentarse las responsabilidades
que esos lugares de poder conllevan. Con hombría de bien.
Es cuestión de ceñirse a la ética, algo que
a veces parece quedar en el olvido.
"No
somos ni oficialistas, ni opositores. Somos personas a quienes
nos han destrozado la vida. Por eso, hemos visto, absortos, como
en el Plenario de Comisiones del Honorable Senado de la Nación
quiénes deben representarnos se acusaban mutuamente sobre
la tragedia, mientras nosotros los mirábamos y seguíamos
esperando respuestas.
"Todos
esperamos de ellos la más mínima responsabilidad
en la resolución de los problemas de los argentinos, no
peleas ni insultos en tono callejero. Señores funcionarios,
diputados y senadores: ejerzan con dignidad los lugares para los
cuales han sido elegidos. Escuchamos perplejos como se enrostran
responsabilidades mientras nosotros, hundidos en el dolor, nos
preguntamos ¿HASTA CUANDO? "Pero veannos. Acá
estamos. De pie. Cada una de las familias tiene su pensamiento
y posición política. Tenemos diferencias, como los
políticos, ¿para que negarlas? Sería ilógico
si no fuese así. Pero estamos hermanados en un objetivo
supremo: la búsqueda de justicia. Eso nos une y nos hace
ir juntos, y para adelante. Y también están todos
ustedes, acompañándonos, más allá
de cualquier distinción, codo a codo con las familias.
Vencemos las diferencias para ser un solo cuerpo. Una vez más,
los dirigentes deberían aprender del pueblo al que a veces
parecen olvidar. La búsqueda de la verdad y la justicia
debe ser de todos, sin barrio, ciudad, pueblo, provincia que nos
separe. Unidos en esta lucha.
"Quienes
nos ven y nos escuchan sin reaccionar dense cuenta de una vez
que si no se encuentran soluciones, todos podemos ser víctimas.
De los peligrosos servicios si somos simples pasajeros, o víctimas
de su propia desidia si son quienes deben resolver la crisis en
el transporte y no lo hacen.
"Pero
así como hay razones de lo ocurrido, también hay
razones para seguir cada día. Miles de razones. Por los
que se fueron, por los que permanecemos, por los que vendrán,
por la justicia, por nuestro país. Estamos y estaremos,
hoy aquí, mañana en otro lado, cada día hasta
que la Justicia nos explique que pasó, por culpa de quienes,
y que pena les corresponde. Nos caemos, nos levantamos, nos apoyamos
entre todos, para no detenernos un minuto. El inmenso valor de
la vida nos une y nos fortalece para discernir los desafíos
que tenemos por delante. Y mientras estemos así, uno al
lado del otro no habrá tiempo ni poder que pueda con nosotros.
Seguros de eso, somos invencibles.
JUSTICIA
PARA LOS MUERTOS Y HERIDOS DE ONCE, JUSTICIA PARA LOS MUERTOS
Y HERIDOS DE ONCE."
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