14/01/2010
CABA: EDUCACION RENOVÓ 4000 CONTRATOS

El jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri y el Ministro de Educación Esteban Bullrich firmaron el decreto Nº 56/10 que renueva los contratos de 4000 docentes de la Ciudad, que se desempeñan en programas especiales del Ministerio y que, hasta la fecha tenían incertidumbre sobre su continuidad laboral. La medida también garantiza la continuidad de los programas del Ministerio previstos para el 2010.

El decreto renueva los contratos del personal perteneciente a la planta transitoria docente orientada a llevar a cabo acciones educativas en todos los niveles.

Los programas dependen de la Unidad Ministro y de la Subsecretaría de Inclusión Escolar y Coordinación Pedagógica y la modalidad de contratación se debe a que se trata de programas de duración determinada que responden a objetivos específicos, razón por la cual no pueden ser contratados como planta permanente.

La Planta Transitoria Docente (P.T.D.) es creada anualmente por un Decreto firmado por el Jefe de Gobierno de la Ciudad. Estos cargos, horas o módulos, pertenecen a programas educativos para reforzar todos los niveles de educación, inicial, primario, secundario y educación no formal. En algunos casos son programas de actividades no obligatorias y complementarias para el alumno, en otros casos están concebidos para reforzar el apoyo técnico en las distintas áreas de educación.

Nos parece una medida acertada pero mejor hubiera sido que todos los trabajadores pasen a la planta permanente del Ministerio de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

ABEL POSSE Y MAURICIO MACRI

“Seamos claros: soy nazi.” Así empieza un texto de Ignacio B. Anzoátegui. Autor católico, furioso antimarxista, antiliberal, pluma ágil, acerada, sabía herir fieramente con sólo una frase: “Dijo Gobernar es Poblar. Y nunca se casó” (sobre Alberdi en Vidas de muertos). Hoy está olvidado, pero muchos lo recuerdan y veneran. La frase Seamos claros: soy nazi es un ejemplo de algo que llamaremos verdad incondicional. Al falangista y nazi Anzoátegui no le preocupan los condicionamientos de la verdad. Sólo le importa decirla.
Una verdad –sobre todo en política: Anzoátegui era un ideólogo y un político– se pronuncia en medio de múltiples condicionamientos. Está condicionada por el tiempo: ¿es el momento de decirla? Ese momento está condicionado por la circunstancia que atraviesa el partido político en que se ubica el que dice la “verdad”. De aquí que los intelectuales se sientan excesivamente condicionados dentro de los partidos políticos. “Guárdese este artículo, che. Por ahora no podemos decir eso. No podemos –escuche bien– ni que se sospeche que lo pensamos.” “Pero yo lo pienso ahora y quiero decirlo ahora.” “Oiga, idiota, usted se metió en un partido. El que decide cuándo hay que decir algo es el partido. No usted. O lo entiende o se va.” El momento de una verdad no es, entonces, el que surge de la conciencia del intelectual orgánico, sino de la coyuntura del partido. Vivimos en medio de complejas tramas históricas. En cada una de ellas hay cosas que se pueden decir, otras mejor no.

Me refiero al error-Posse. Macri decide ponerlo en un cargo de alta jerarquía. ¿Sabía quién era Posse, qué pensaba? Por bien de Macri debemos postular que sí. La otra postulación –que no sabía nada– es absurda o lo arroja al dilatado universo de la política en tanto vaciedad o bobería. Dejemos de lado la bobería. Concentrémonos en la política en tanto vaciedad. Macri podría decir que es la que él ha prometido y desea ejercer. Recordará que se presentó ante el electorado como un buen administrador, como un exitoso hombre de negocios, talento que le venía de un linaje familiar que su padre expresaba lustrosamente, un poco a lo Corleone, pero, ¿a quién le importa?
La política allá Corleone es una de las grandes caras del capitalismo actual y saber manejarse en sus sombríos y, con frecuencia, sucios y hasta peligrosos laberintos es un arte no desdeñable. Todo buen administrador debe conocer ese arte. El corleonismo no tiene ideología. Sólo quiere hacer negocios en un medio fértil y que otorgue seguridad, la seguridad que ha pedido ese señor norte-americano que no hace poco vino al país para declararlo inseguro. Lógico: si está gobernado por guerrilleros sedientos de venganza, fue su mensaje subterráneo, que se cuidó de decir. Porque se podía decir una verdad. Pero no toda la verdad. Acaso diciendo una parte se adivine la otra. Así, Macri fue –hasta no hace mucho– el administrador pulcro. No le salía una, es cierto. Pero tampoco incurría en estridencias ideológicas que señalaran que no era lo que decía ser: un apolítico que viene a administrar una empresa. Si le creemos esto podríamos creerle que poco sabía de Posse. Que lo puso porque pensó que haría una gestión adecuada. Porque la política ya no es política, ya no es ideología, es gestión. “Venga y gestione, doctor Posse. Gestione la educación.”

Poco tiempo antes le había pedido a un policía con pinta de duro que gestionara la policía y el orden en la ciudad de Buenos Aires. Caramba, lo que es buscar sólo la eficacia sin prestarle atención –por secundarias– a otras facetas de aquéllos a quienes se les pide esa eficacia. Sucedió que este policía había sido eficaz pero por medios no convencionales. O tal vez demasiado convencionales. Porque, ¿qué es lo convencional? Primera posibilidad: ¿Arrestar a un sospechoso y torturarlo hasta hacer de él no un sospechoso sino un culpable, tal vez muerto, pero culpable al fin? Segunda posibilidad: ¿O arrestar a un sospechoso, considerar que es inocente porque no se ha demostrado su culpabilidad, respetar sus derechos humanos (que son los de los ciudadanos ante los posibles excesos del Estado y no al revés), buscarle un abogado y luego juzgarlo? Nos guste o no (y no nos gusta), la convencional es la primera posibilidad. De aquí que los derechos humanos sean para los delincuentes y no para los policías.
La derecha suele indignarse por eso. Sucede que es ignorante o finge serlo. Los policías son parte del Estado. Todos pagamos para que el Estado tenga policías, les dé casa y comida y los destine a protegernos. Al policía lo protege el Leviatán. Nada menos. Pero el Leviatán suele ser brutal, suele vejar a quienes atrapa, suele torturarlos para arrancarles confesiones o lo que sea. Para esta gente –en conocimiento de esas situaciones– se han creado los organismos de derechos humanos. Hay que entenderlo. Porque no hay gobernador de la provincia de Buenos Aires que haya asistido al sepelio de un policía muerto en un enfrentamiento con delincuentes a quien no se le parara al lado un comisario temible y, señalando al muerto, no le preguntara: “¿Y para él? ¿No hay derechos humanos para él?”. No, él tiene que respetar los derechos humanos.
El es el Estado. Y a él, como parte del Estado, es el Estado el que debe cuidarlo. Es así. Lo demás es escoria ideológica fascista que está diciendo: “Si los subversivos de los organismos de derechos humanos no se ocupan de los policías que mueren es porque están a favor de la delincuencia. Si los policías no tienen derechos humanos, no tienen por qué concedérselos a los delincuentes”. Que es lo que quieren demostrar los amigos del gatillo fácil y la picana. Como el error-Posse. Que hasta eso defendió. A la policía del gatillo fácil.
Posse dijo la verdad. Dijo la verdad que no había que decir. La que desnudó a todos. En primer lugar, a Macri. No es un pulcro hombre de gestión. Tiene ideología. Está atiborrado de ideología. El otro candidato era el rabino Bergman. Habría sido fascinante escucharlo. Tuvo una idea genial, claro que sí. No a cualquiera se le ocurre la propuesta de reemplazar en el Himno la palabra libertad por la de seguridad. A algunos les habrá gustado. Pero muchos fachos antisemitas se habrán encendido de furia: “No se puede sumar a los judíos a nuestra causa patria. Apenas toman algo de vuelo ya nos quieren cambiar el Himno”.
Posse cayó víctima de la verdad incondicional. No quiso condicionar su palabra. Largó lo que sentía y lo que pensaba. ¿Macri lo autorizó? ¿Pensó que el ambiente ya estaba maduro para un tipo así? ¿Le dijo dale, largate que no pasa, que ya es hora de decir las cosas de frente? Posee las dijo así. De frente. Que el gobierno es troskoleninista. Que está lleno de guerrilleros, que ese resentimiento los lleva a juzgar a los militares, que se incurre en un “exceso de justicia”. Lo meritorio de Posse es que dijo lo que toda la derecha piensa y no dice o lo dice con veladuras, con cautela, con esprit de finesse. Posse es a Macri lo que Cabildo a Morales Solá. Tengo un par de amigos en el Ministerio de Defensa que me han confesado su metodología: para entender qué quieren realmente decir, decir a fondo, los artículos de Grondona y Morales Solá los cotejan con los de Cabildo. Pero, qué cosa con este gobierno de Cristina Fernández. Confunde a tantos.
Me llegó un mail de un aprendiz de politólogo en el que se propone a la militancia aguerrida derrotar a los enemigos del pueblo, redistribuir la riqueza, terminar con el hambre, que no haya más pobres, que paguen más los que más tienen y conquistar una patria liberada. Se parece a la Proclama del ERP ante la asunción de Cámpora. “Este gobierno es reaccionario porque no va a expropiar a la oligarquía ni a los monopolios”, etc... El método es más que conocido, eterno: se ponen bien a la izquierda y acusan a todos los demás de posibilistas, cobardes o reaccionarios. Total, nunca van a ser gobierno ni tener que rendir cuentas. Las palabras les salen gratis. Las promesas también. Con sus grandes proyectos se compran una gran moral y desde ahí escupen a todo el mundo. Posse, sin embargo, no ve en este gobierno a un conjunto de posibilistas que no hacen nada por el pueblo. Ve troscos por todas partes. Ve marxistas. Ve montoneros. Ve gente con arito. Ve rockers que van a cantar con las Madres. Posse, en suma, no dijo su verdad. Dijo la verdad de la derecha argentina. Esa que no salió a condenarlo. Porque –por ahora con cautela– piensa como él. Tal vez la democracia esté en deuda con este hombre hasta los días de su ocaso, que ya llegaron.
Gentileza José Pablo Feinmann.

REGISTRO DE MEDIOS VECINALES: MEDIDA CAUTELAR
LOGRADA POR COMECI

En primer término, el Juez Juan Vicente Cataldo, ordenó a Gregorio Centurión, Secretario de Comunicación del Gobierno porteño, extender los plazos de inscripción al Registro 2010 -Sin que ello genere demoras en las evaluaciones administrativas- ya que la Clausula Transitoria del Decreto 933/09 que acotaba a un mes (del 1 al 31 de noviembre de 2009) es violatorio de “una norma superior” como la Ley 2587 que establece 3 meses de inscripción (del 1º de junio al 31 de Agosto de cada año).“Es claro que el texto legal no puede ser alterado por vía administrativa” argumentó el Juzgado en lo Contencioso, Administrativo y Tributario Nº 2 y definió que “No es admisible que la autoridad resuelva su propia demora al aprobar la Reglamentación restringiendo los derechos que la Ley otorga…”.
Por estos días y después de la sumatoria de adhesiones al amparo de varios Editores de Medios Vecinales e incluir las desoídas recomendaciones de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad como parte de la causa, la Justicia de la Ciudad decidirá sobre el exceso de requisitoria que dispusieron en el art. 5º del Decreto 933 desde la Secretaria de Comunicación Social -con la anuencia de las áreas de Legal y Técnica y la Procuración de la Ciudad- exigiendo arbitrariamente “Contenido Periodístico Propio” y evaluando subjetivamente criterios de notas “relevantes” o “temas de importancia” o información “clara y comprensible a las necesidades del lector”, una verdadera intromisión en los contenidos editoriales. Además, resolverá sobre el Art. 13º de la Ley 2587 y su reglamentación en clara violación del principio constitucional de igualdad ante la ley y de las normas que garantizan la libre competencia y la libertad de expresión cuando establece como parámetro para calcular el valor de la pauta oficial la página 7 del diario de mayor tiraje en la Ciudad.

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