Aparentemente,
zanjadas a algunas diferencias, usted sería en febrero
el presidente de la comisión de Seguridad de la Legislatura
porteña.
–Todo
indica que, cuando en el mes de febrero se realice la sesión
correspondiente para designar a las autoridades de las comisiones,
yo presidiría ésa, al menos ése es el acuerdo
interno al que llegamos dentro del bloque PRO. Además,
por primera vez habrá una policía de la que ocuparse.
Antes, cuando queríamos generar mecanismos de seguridad
para los porteños, teníamos que intermediar con
el Ministerio del Interior y con la Policía Federal, y
esto hacía que todo fuera muy indirecto, con resultados
absolutamente aleatorios.
–¿Qué
tipo de policía va a salir a la calle a fines de febrero?
¿Va a ser una policía con una fuerte formación
en la represión del delito, va a ser una policía
que se va a dedicar a apalear manifestantes o va a ser una policía
de contacto con el vecino?
–Nosotros
siempre pensamos –incluso desde antes de la designación
de Jorge Palacios– en una policía de proximidad,
inspirada en el modelo de la policía de París. Esto
significa que queremos una policía muy en contacto con
el ciudadano, siempre tratando de prevenir el delito, porque una
vez que éste ocurre se convierte en una estadística.
–Algunos
se congratulan de que usted forme parte de la comisión
de Seguridad y hasta se asombran de que forme parte del PRO, basándose
en su estilo personal, de choque, que lo lleva a parecerse más
a un dirigente del peronismo bonaerense.
–(Risas)
No, no. Mi principal activo en este tema es mi antigüedad
en la comisión de Seguridad y el hecho de haber estado
a cargo hasta hace un mes de la comisión de Justicia, que
es el complemento sine qua non que hace a la cuestión de
la seguridad.
–Usted
forma parte del círculo cercano a Gabriela Michetti, es
el único sobreviviente de ese grupo al que sus adversarios
internos llamaban “Festilindo”. ¿Cómo
es la relación que tienen con el sector que lidera Horacio
Rodríguez Larreta, con el que muchos los ven enfrentados?.
–Hay
algunas cosas que se dicen que son ciertas y otras que no. Pero
es cierto que en el universo del PRO no hay otro dirigente que
tenga la gravitación que tiene Gabriela. Con esto quiero
decir que a mí me parece que, aun los que no se definen
como “michettistas”, tienen que reconocer que, después
de Mauricio Macri, la única figura gravitante que tiene
nuestro espacio es Gabriela, y esto no es una casualidad.
–¿Cuáles
son las diferencias de concepción que existen entre Gabriela
y Horacio Rodríguez Larreta?
–Gabriela
tiene, digamos, un abordaje más desde el humanismo, una
mirada social-cristiana, al menos así la defino yo. Esto,
en término de privilegiar al hombre como centro de todas
las políticas, contrariamente a la concepción de
sacrificar al hombre en función de las políticas.
Yo creo que ésa es la diferencia que existe entre Gabriela
y la política de Horacio, que es, si se quiere, más
resultadista, en la que a veces los procesos se comen a las personas.
Yo creo que la gente identifica a Gabriela como una persona común
y corriente, una persona sencilla, y en estos tiempos en que la
política tiene tanto descrédito, que la gente te
vea como uno de ellos te da un margen para poder gestionar.
–¿Cómo
evalúa estos dos años de gestión de Macri,
con sus aciertos y errores?
–Hoy,
a dos años vista, Mauricio logró dominar a la estructura
municipal y creo que logró generar una relación
muy interesante, muy inteligente, con el gremio estatal, porque
desde el primer momento él mostró cuáles
eran los límites, aunque también tuvo después
la grandeza para buscar una fórmula acordada para incorporar
a la planta permanente a los empleados que están comprendidos
en los decretos 948 y 959, que fueron 17 mil. Macri es una experiencia
innovadora en la política, que venía de afuera de
la política, que decidió entreverarse, armar su
partido y dedicarse a gobernar con el apoyo de la sociedad civil.
–Bueno,
así llegaron las elecciones de 2009, en las que Gabriela
encabezó la lista, en la que ganaron, indiscutiblemente,
pero el resultado no fue el esperado. Quizás las expectativas
eran exageradas, pero ustedes esperaban más.
–No,
no fueron exageradas. En realidad, tomamos como patrón
de medida el resultado que consiguió
Macri en la elección de 2005, cuando fue electo diputado.
En 2005 ganamos en la Ciudad con un 33,9 por ciento de los votos,
y en 2009, Gabriela sacó tres puntos menos. Además,
Gabriela, con su triunfo, consiguió todos los objetivos
que el macrismo quería alcanzar. El primero era ganar el
distrito en que éramos gobierno, porque si no, los dos
años siguientes eran de fragilidad. El segundo era retener
los 11 diputados que poníamos en juego. El último,
que también se consiguió, fue mantener las aspiraciones
presidenciales del líder de nuestro espacio.
–¿Esta
circunstancia acrecienta las posibilidades de Gabriela de ser
la candidata a jefa de Gobierno por el PRO en 2011?-
–Si
Mauricio no es candidato en la Ciudad de Buenos Aires, la candidata
debería ser Gabriela, que es la primera figura que tiene
el PRO, y yo creo que somos unas 20 ó 25 personas más
que deberíamos ser el equipo de gobierno, además.
–Volviendo
a los dos años del PRO en el gobierno, ¿usted cree
que en primera instancia se privilegió más a los
cuadros gerenciadores por sobre los políticos?.
–Esto
tiene que ver con la opción que tuvo que hacer Macri, de
ingresar a la política sin sumarse a una estructura preexistente.
Inevitablemente eso lleva de la mano el ingreso de muchas personas
nuevas a la gestión.
–…casi
todos provenientes del mundo empresarial…
–…vamos
a decir del mundo privado, porque lo de mundo empresarial tiene
una connotación medio peyorativa. De todos modos, hubo
gente que vino y se adaptó perfectamente y otros que no
se adaptaron nunca. Éstos son los que demoraron más
la gestión de gobierno. Pero yo rescato esta forma de construcción,
porque si uno pide renovación en la política, Macri
le ha abierto la puerta a muchas personas nuevas.
–Para la despedida, una pregunta controversial: ¿usted
piensa que Santilli va a erradicar definitivamente la
UCEP o que ésta va a seguir de alguna manera?.
–Nooooo.
Y quiero decir algo: si la UCEP hizo lo que dicen que hizo, me
parece una barbaridad. Personalmente, no lo sé ni me consta,
y tiendo a pensar que hubo algún grado de exageración
en las denuncias, aunque lo lógico es pensar que este organismo
no va a continuar, algo que ya anunció el ex ministro de
Medio Ambiente y Espacio Público Juan Pablo Piccardo cuando
vino a la Legislatura a defender el presupuesto. Y he leído
que su sucesor, Diego Santilli, dijo que en su Ministerio nunca
existiría.
Fuente
Noticias Urbanas.
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En
momentos en que el pueblo argentino se prepara a vivir lleno de
gozo el acontecimiento histórico del regreso definitivo
del general Juan Domingo Perón a la Patria es importante
advertir la actitud de numerosos católicos que, insertados
en la lucha por la liberación nacional, se unen a esta
gran alegría.
Si históricamente hubo algún desentendimiento entre
la Iglesia y el peronismo, desentendimiento que en realidad abarcó
solamente a sectores de ambos lados, éste se debió,
más allá de los errores fruto de actitudes personales,
a incomprensión por parte de hombres de la iglesia del
sentido profundamente liberador del movimiento popular. Se debió
a que algunos de nosotros en lugar de analizar la realidad desde
el pueblo, desde los pobres como lo manda Jesús en el evangelio,
infectados por una mentalidad elitista lo veíamos todo
desde una óptica oligárquica. Y claro que para la
oligarquía el peronismo era el desastre, la hora de los
“negros”.
Pero para los hoy mis queridos cabecitas el peronismo fue, es
y será, si continúa fiel a sus esencias y desarrolla
su entraña revolucionaria, el movimiento de redención
social más formidable que ha conocido nuestra Patria.
Cristo nos enseña en el evangelio que el modo no ilusorio,
no engañoso de estar cerca de Él, es estar junto
a los hombres. Amar a Cristo es amar a los hombres. Por eso San
Juan de la Cruz dice que al atardecer de la vida seremos juzgados
en el amor. Cristo en el evangelio se identifica sin más
con el prójimo, con el otro y por eso hace depender la
suerte eterna del hombre del amor real, concreto y eficaz que
haya tenido con su hermano. “Vengan conmigo, benditos de
mi padre, porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y
me dieron de beber, estuve desnudo y me vistieron… apártense
de mí, malditos, porque tuve y no me dieron de comer, tuve
sed, no me dieron de beber, estuve desnudo y no me vistieron (Mateo
25, 30-46).
Hoy los cristianos hemos comprendido que esta exigencia del amor
no sólo tiene una dimensión personal sino también,
una dimensión estructural. Tengo que amar no sólo
a nivel de individuos sino a nivel de pueblo. Y fue a nivel de
pueblo que el peronismo, a través de su paso por el gobierno,
realizó el mandato evangélico del amor real y verdadero
a los humildes. Basten pocos ejemplos; 900.000 viviendas, leyes
sociales que levantaron a los humildes de su situación
de explotación inhumana y posibilitaron que el pueblo trabajador
se fuera poniendo de pie. La gigantesca obra social realizada
por la Fundación Eva Perón bajo la sobrehumana conducción
de la inolvidable Evita, etc., etc.
Por eso es importante que hoy los cristianos, después de
lavarnos la cabeza de tanta influencia laicista y liberal, nos
integremos en este proceso histórico que se ha iniciado
en la Patria el 25 de mayo, para no traer agua para nuestro molino
pretendieron servirnos de algún trozo del poder para nuestras
obras, sino haciéndonos pueblo, luchando con austeridad,
honestidad y grandeza junto a los humildes por la liberación
nacional. Es decir, asumir el ejemplo de Cristo que no vino a
ser servido sino a servir y dar la vida por sus hermanos.
Ya es inminente la llegada del jefe del movimiento del pueblo.
En esta hora histórica vale la pena recordar a través
de sus palabras, que a veces los católicos hemos olvidado
la definición que él nos ha dejado de la naturaleza
del justicialismo en su mensaje al Congreso de 1952:
“A lo largo de este mensaje he analizado las realizaciones
más concretas de mi gobierno en materia social. Y movido
tal vez por un afán de mostrar resultados evidentes, he
insistido demasiado en las realizaciones materiales. Debo advertir
que esto no significa que, en la escala de valores de nuestra
doctrina, los bienes materiales tengan prioridad sobre los demás
valores del hombre y la sociedad. De ser así nos pondríamos
a la misma altura de los sistemas que han creado la caótica
situación del mundo en que vivimos.
”En nuestra doctrina los valores económicos son solamente
medio y no fin de la tarea humana, la cual, para quienes aceptamos
y reconocemos en el hombre valores externos y espirituales, entraña
un destino superior. Los bienes económicos son tan sólo
la base material de la felicidad humana, así como el cuerpo
es instrumento de la actividad del alma.
”Nosotros procuramos la elevación moral de nuestro
pueblo virtuoso e idealista y el desarrollo en su seno de una
vigorosa vida espiritual. Sabemos demasiado bien por la experiencia
de los años pasados bajo la explotación capitalista,
que todo eso es muy difícil cuando la vida de la comunidad
no se desenvuelve en un ambiente de cierto bienestar material.
Pero sabemos también que el bienestar material de las naciones
ha sido muchas veces en la historia la causa de grandes desgracias,
de fatales decadencias. Porque cuando un pueblo se propone asumir
en la historia un destino superior tiene que poseer profundas
reservas espirituales, si no quiere causar a la humanidad más
desgracias que beneficios.
”Creo que el pueblo argentino tiene un destino extraordinario
que realizar en la historia de la humanidad, y ésta será
mejor o peor en la medida en que nuestro pueblo sepa cumplir con
su deber histórico.
”Pero el éxito dependerá de las fuerzas espirituales
que posee nuestro pueblo al enfrentarse con su propio destino”.
”Me permito hacer en este momento un llamamiento a todos
los que, de una y otra manea, tienen sobre sí alguna responsabilidad
en la formación moral y espiritual de nuestro pueblo. Nosotros
hemos creado todas las condiciones materiales necesarias para
que un pueblo satisfecho pueda pensar en las tareas y actividades
superiores del espíritu, y las hemos favorecido y fomentado
en todos los grados de su escala”.
”Es necesario que cumplan ahora con su deber los responsables
directos de la educación y de la formación moral
y espiritual de nuestro pueblo, pensando que sobre ellos descansa
también, en mayor o menor grado, la felicidad del mundo
venidero”.
”Semejantes tareas, sin sentido para los que no ven en todo
nada más que el resultado de fuerzas económicas
y materiales, tienen fundamental importancia para nosotros, para
quienes seguimos creyendo en los destinos eternos del hombres
y de la humanidad”.
Oración
del Padre Mugica - Meditación en la Villa.
Señor,
perdóname por haberme acostumbrado a ver que los chicos,
que parecen tener ocho años, tengan trece. ... Ver más
Fuente:
Revista Las Bases, Nº 49, “La Iglesia y el peronismo”,
por el padre Carlos Mugica, 28 de junio de 1973, pág. 39.
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