El festejo de cientos de miles de argentinos en Mar del Plata junto a afectivos de la Armada sólo fue posible y es consecuencia de una determinación ejemplar del ex presidente Néstor Kirchner, cuando con la orden de bajar los cuadros de los dictadores confirmó lo que la sociedad necesitaba: juicio y castigo a los culpables. Cristina, Mariotto y la militancia al servicio del proyecto nacional.
De casualidad, debo reconocerlo, el miércoles pasado estaba cerca de Mar del Plata. Rompí el breve tiempo de descanso para coordinar con mis colegas de la agencia AgePeBa la cobertura del acto en la base naval por la llegada a puerto patrio de la Fragata Libertad. Por eso, ese día no puede avanzar ni una página en mi lectura de En el lago, de ese portentoso escritor japonés que se llama Yasunari Kawabata, quien en 1968 recibió el Nobel en literatura; y ustedes ya se estarán preguntando qué sentido tiene mencionar a ese texto y a ese autor en este intento de ensayo corto para el análisis de algunos aspectos relevantes de la cultura política de los argentinos de hoy muy en día, y disculpen por esa expresión, pero se me ocurrió como forma de resaltar el carácter también breve y preciso de la contemporaneidad.
Podría afirmarse que la literatura de Kawabata, nacido en Osaka en 1899, y en particular la novela En el lago –la historia de una obsesión por la belleza que está por fuera del alcance de uno mismo–, poca sino ninguna observancia tiene como herramienta interpretativa de nuestra realidad cotidiana; sin embargo y he aquí un lugar común, las apariencias engañan. Como generalidad me animo a afirmar que tanto los susurros como las puñaladas que descansan entre las líneas de la mejor literatura, siempre tienen carácter universal; y en particular el carácter experimental temprano del texto del japonés, del cual se desprende el carácter circular e interconectado, como se dirían los que aman a los actuales tiempos informáticos, de nuestros discursos y emociones, viene perfectamente a cuento de esta experiencia de vanguardia en tanto cultura política que estamos viviendo los argentinos.
Un día después del acto en la base naval de Mar del Plata, la presidenta aludió a una foto que ella misma se encargó de colgar en las redes sociales, en las que se puede ver a un grupo de militantes por el proyecto peronista y de cambios que ella conduce con oficiales y suboficiales de la Armada, y dijo, con razón suficiente, que esa es una imagen que en otros tiempos nadie podría imaginarse. En cuanto la oí me dije ¡caramba!, la presidenta me ganó de mano, pues en esos derroteros venía pensando para mi columna de hoy, pero por suerte para mi texto, ella llegó hasta allí. Y lo que sigue es esta afirmación: la algarabía de los argentinos en 2013, junto a afectivos de la Armada, festejando un acto de soberanía nacional, sólo fue posible y es consecuencia de una determinación ejemplar, diez años antes, del entonces presidente Néstor Kirchner, cuando con la orden de bajar los cuadros de los dictadores confirmó lo que cuerpo social argentino necesitaba: juicio y castigo a los culpables.

Varias impresiones pueden marcarse sobre el tablero político argentino, pero una de ellas, y quizás la fundamental: la jefa de Estado y conductora del peronismo está trazando un país que las fuerzas de derecha, la oposición salvaje o como se las quiera llamar, no entienden. Por ejemplo: en Mar del Plata, el miércoles, "las huestes caceroleras", unas 50 personas pretendieron provocar a una concentración de festejos por la soberanía de aproximadamente 250 mil almas; un día después, Mauricio Macri propone se le pague a los fondos buitre –lo que hizo que Cristina le recordase que las empresas de su familia fueron beneficiadas con la estatización de sus deudas durante la dictadura, con Domingo Cavallo al frente del Banco Central– y Hemes Binner pidió que Argentina siga el ejemplo republicano de Ghana. Sin comentarios.
Quizá adelantándose a los hechos, el vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, Gabriel Mariotto, aludió el mismo miércoles en Mar del Plata, antes de ir al acto por la Fragata y en un encuentro con más de 1000 militantes de Casas Compañeras, espacio que él lidera, a la movilización y organización puesta al servicio del proyecto nacional que conduce Cristina, recalcando que se trata de una obligación y de una necesidad. "Los fondos buitre encontraron la respuesta de una presidenta soberana que se plantó con toda dignidad para defender nuestra soberanía", dijo durante el encuentro que tuvo lugar en la sede que el Club Atlético Banfield posee en la ciudad balnearia.
El vicegobernador dijo que "hoy podemos esgrimir diez años de proyecto nacional con el amor de un pueblo por su presidenta" y pidió a los militantes tomar el ejemplo de Cristina y "estar atentos" porque "los que hoy nos critican desde los sets de televisión son los mismos que generaron la deuda externa argentina o los que no la supieron prevenir". "Hoy este proyecto nacional avanza sin pedirle una moneda al FMI", enfatizó; y propuso redoblar el esfuerzo para profundizar las transformaciones "en conjunto".
De la convocatoria de Mariotto participaron la hermana de la presidenta, Giselle Fernández, los senadores provinciales Santiago Carreras, Cristina Di Rado y Emilio López Muntaner y el director técnico de Banfield, Daniel Garnero, y su ayudante de campo, Andrés San Martín. Además, se hicieron presentes representantes de La Plata, Ensenada, La Matanza, Lomas de Zamora, San Fernando, Dolores, San Martín, Lanús, Almirante Brown, Moreno, Pilar, Bahía Blanca, Mar del Plata, Necochea, Avellaneda, Esteban Echeverría, Guaminí, Punta Indio y Vicente López. Todos ellos integran espacios como "Proyecto Nacional" y construcciones territoriales como "Casas Compañeras", impulsados por el vicegobernador bonaerense para respaldar y aportar al proyecto de país que lideró Néstor Kirchner desde 2003 y que hoy continúa Cristina
"Hicimos un gran esfuerzo operativo y logístico para que los compañeros que querían venir a recibir a la Fragata pudieran llegar porque la idea era estar presente y acompañar a la presidenta en una gesta de dignidad y soberanía", explicó a su vez Marcelo Torres, coordinador provincial de Casas Compañeras, espacio promovido por Mariotto a principios de 2011 con el objetivo de apoyar la candidatura presidencial de Cristina y, tras la reelección de la presidenta, siguieron multiplicándose por toda la provincia de Buenos Aires. No se trata de locales partidarios, sino de viviendas de vecinos o militantes que abren sus puertas al debate y el encuentro político.
"En cualquier proyecto político, la diferencia siempre la marca la militancia. Y en este momento histórico, en el que el gobierno está ejercido por compañeros que no dejaron sus ideas en la puerta de la Casa Rosada, queremos sumar a todos, en especial a la juventud", dijo Torres, para quien el momento político actual es "irrepetible" y hay que aprovecharlo para "convencer a los que todavía no están convencidos", de sumarse al proyecto nacional. "Como dijo Gabriel Mariotto, aquellos que no tienen un ideal, aquellos que no sienten el amor y la ternura que dan las convicciones, no saben lo que se pierden. Nosotros sabemos a dónde vamos. Vamos donde va el pueblo y estamos enamorados de este momento y de nuestra presidenta", concluyó el responsable de organizar Casas Compañeras.
Víctor Ego Ducrot